Monte Perdido

Monte Perdido

sábado, 18 de noviembre de 2023

El glaciar del Monte perdido, una visión personal

Ya he publicado dos post sobre el glaciar del Monte Perdido en este blog, uno sobre un resumen de un estudio cronológico del hielo  y otro igual pero algo más extenso y detallado con resúmenes de otros estudios.  

Pero me ha faltado sitio para contar mis expediciones al glaciar, así que aquí no voy resumir más estudios, voy a contar la experiencia personal de mis dos subidas al balcón de Pineta, la primera en octubre de 2006 apenas llegué al balcón de Pineta, me paré a hacer fotos y volví a bajar, pues  como en octubre los días son más cortos, aquella vez apenas pude estar una hora en el balcón de Pineta, desde el cual apenas me moví, pues comencé a subir ya tarde y como se tarda más de 3 horas y media en subir y casi otras tres en bajar, la jornada no daba para más.

En la expedición de agosto de 2023 estuve unas horas arriba para explorar la zona, y aproveché para conocer el lago de Marboré y después bajé por el desagüe del lago hasta el barranco de los churros donde me fui acercando al glaciar a la parte ya extinta del escalón inferior donde terminaba la antigua cascada de seracs, en la que yo pensaba que no había hielo glaciar, pues los libros dicen que el esta parte del glaciar se extinguió hace varias décadas. 

 

El Glaciar del Monte perdido
Fui a explorar la zona donde terminaba la cascada de seracs, en esta foto además de la cascada se puede apreciar el enorme grosor del hielo encima del talud rocoso. Foto hacia los años 30 del siglo XX del archivo excursionista de Cataluña  y coloreada con Palette  

Sin embargo no hay nada como ir uno en persona para comprobar muchas veces imprecisiones o cosas que los libros sencillamente no cuentan, por ejemplo cuál fue mi sorpresa al encontrar hielo antiguo del glaciar aunque sea residual, aún bandeado en esta zona. Aunque en este escalón puede considerarse un glaciar negro o rocoso pues está completamente cubierto de rocas y en las fotos no aparece como hielo, sino como rocas. Es posible que la procedencia de este hielo no sea exactamente glaciar, sino que proceda de la recongelación del agua de la cascada que baja del frente intermedio, pero el hecho de que esté cubierto de derrubios completamente  y que la mayoría de las fotos que he consultado del glaciar, esta zona esté siempre cubierta de nieve, aparte de que era hielo bandeado,  me hace pensar que posiblemente se trate de hielo glaciar aunque sea residual.  

mapa  cascada glaciar monte perdido actualidad
Mapa de google maps  en el que se puede apreciar la zona donde en agosto de 2023 quedaba hielo bandeado cubierto de rocas. En esta foto aún queda nieve de temporada, en mi visita no había nada de nieve.

 

Hielo residual bandeado cubierto de derrubios en el escalón inferior del glaciar del Monte Perdido
Foto lateral del hielo cubierto de derrubios, se ha marcado en rojo la extensión del hielo.

Hielo residual bandeado cubierto de derrubios
Hielo residual bandeado cubierto de derrubios en el escalón inferior del glaciar del Monte Perdido, aquí caía la cascada de seracs hasta el año 1953 aproximadamente.


Panorama del lentejón de hielo
Panorama del lentejón de hielo que aún queda, dividido por el arroyo que desciende del piso intermedio del glaciar.

Hielo residual hacia el balcón de Pineta, imagen estereoscópica
Hielo residual hacia el balcón de Pineta, imagen estereoscópica, puedes verla en 3D poniéndote bizco/a hasta superponer ambas imágenes. Necesitas un poco de práctica y de paciencia.

antigua cascada de seracs del glaciar del monte perdido
Aquí se puede apreciar la zona desde más lejos, se ve el hielo escondido debajo de las piedras. Se aprecian delante las morrenas de la pequeña edad del hielo. El glaciar está arriba del todo, fuera de la imagen.

Me gustó mucho y me sorprendió mucho también la zona por su extrema aridez, es un auténtico desierto helado similar al que se podría encontrar en cualquier región del Ártico, es una zona llena de detritos rocosos con grandes bloques de rocas erráticas movidas por el hielo glaciar y morrenas, la mayoría de la Pequeña Edad del Hielo, pero también más antiguas. También es curiosa la diferencia de color que hay entre las diferentes rocas calizas, las hay naranjas, completamente blancas y grisáceas procedentes de la pared del Monte Perdido y desplazadas hasta aquí por el glaciar.

 

Desierto pedregoso y morrenas del glaciar del Cilindro en el balcón de Pineta.
Desierto pedregoso y morrenas del glaciar del Cilindro en el balcón de Pineta.

Otra cosa para la que sirve ir a los lugares in situ, es para comprobar malentendidos por ejemplo en mi post sobre los glaciares olvidados de los Pirineos puse una foto (ya lo he corregido) en la que decía que se ve hielo en el lago de Marboré procedente del glaciar del lago, sin embargo ahora me doy cuenta de que ese hielo posiblemente pertenecía al glaciar del Cilindro y no se estaba metiendo en el lago de Marboré sino, más bien en una pequeña laguna que hay un poco más abajo de la desembocadura de este. Se puede comprobar como curiosamente este hielo también está lleno de derrubios por encima, igual que el que encontré yo más de cien años después acercándome al glaciar en su base inferior.

 

Hielo residual cubierto de derrubios del glaciar de Marboré-Cilindro
Hielo residual cubierto de derrubios del glaciar de Marboré-Cilindro en la lagunilla cercana al lago de Marboré Fotografía hacia 1900. Bibliothèque de Tolouse   coloreada con palette 

En los apenas diecisiete años que han transcurrido entre mis dos ascensiones al balcón de Pineta, el glaciar del Monte Perdido no solo se ha partido en dos sino, que ha reducido considerablemente su espesor, habiendo entrado ya prácticamente en una muerte irreversible. 

Comparativa desde el balcón de Pineta del glaciar del Monte Perdido entre 2006 y 2023. Se aprecia una considerable pérdida de grosor en 2023 respecto a 2006 así como la pérdida total de hielo en la parte central, quedando el escalón inferior del glaciar dividido en dos. El escalón superior también sufre una merma de grosor considerable.

glaciar del monte perdido 2006-2023

En esta comparativa se ve la zona de la la lengua incipiente, donde estaba la cascada de seracs, en 2006 aún había un pequeño remanente de hielo intentando caer por el talud, en 2023 estaba completamente biselado y retirado varios metros.

 

glaciar del monte perdido 2006-2023
En esta foto se aprecian los dos pisos, el superior y el inferior, donde se ve que ambos ha perdido prácticamente todo el espesor que tenían, quedando ya apenas una fina lámina de hielo.

comparativa glaciar del cilindro 2006-2023
En esta comparativa hacia la cara norte de Marboré, se aprecia como el antiguo glaciar de Marboré, fragmentado en pequeños cuerpos en 2006 , desaparece ya completamente en 2023 quedando apenas hielo residual en los más grandes.

comparativa glaciar del cilindro 2006-2023
Los glaciares del Cilindro y el de Marboré, eran uno solo en la pequeña edad del hielo (1300-1850), después quedaron dos cuerpos separados, el de Marboré prácticamente extinto, y del Cilindro, encajonado en un umbría muy favorable, apenas aguanta como una fina lámina de hielo sucio.

De hecho tengo fotos de hace tres años en las que se ve una clara diferencia con las que hice yo  este año 2023 y es posible que de las dos partes en las que se ha partido el glaciar inferior, la que queda a la derecha desaparezca en unos pocos años, si cabe menos de cinco, mientras que la que queda a la izquierda, muestra bastantes grietas y un grosor más considerable, podría durar algo más. 

 

glaciar del monte perdido 2020-2023
Se pueden apreciar cambios considerables entre estas dos fotos, incluso en el grosor del hielo, aunque apenas hay tres años de diferencia entre ellas. Foto de 2020 cortesía de Álvaro Machuca Puente Las fotos de 2023 se pueden obtener en alta resolución aquí 

glaciar del monte perdido 2020-2023
En este detalle de la parte izquierda del glaciar que es la que más hielo conserva, se aprecian grandes pérdidas de hielo en su frente. La roca marcada como A sirve de referencia. Foto de 2020 cortesía de Álvaro Machuca Puente   Las fotos de 2023 se pueden obtener en alta resolución aquí 

Sin embargo el hecho de que el año pasado y este hayan perdido más de tres metros de grosor, y el hecho de que es el glaciar tenga ya solo unos pocos metros de espesor (es difícil apreciar o calcular, yo diría entre 5 y 10 metros, aunque hay estimaciones que hablan de hasta 45 metros), nos hace pensar que en apenas una década o dos como mucho, el glaciar esté completamente extinto pues hay que tener en cuenta que aunque la superficie se mantenga prácticamente igual, lo que disminuye es el grosor, y una vez este llega a cero la superficie cae abruptamente a cero también, luego el hecho de que tenga unas pocas hectáreas no es garantía de que no desaparezca de un año para otro, en un verano como en los que hemos tenido en 2022 y 2023.

 

Mapa balcón de Pineta
Mapa del recorrido con algunos puntos importantes donde realicé fotografías. Se puede apreciar la lagunilla donde llegaba el hielo del glaciar del Cilindro en el año 1900. El glaciar principal del Monte Perdido queda abajo del todo en el resalte de la foto.









sábado, 4 de noviembre de 2023

Magnitud y frecuencia de las inundaciones en la cuenca del Tajo durante el último milenio

Introducción

En España existen abundantes fuentes documentales que registran fenómenos meteorológicos extremos. Fenómenos tales como inundaciones y sequías. Estos registros documentales están incluidos en archivos públicos, eclesiásticos y crónicas locales. Se centran en eventos extremos que provocaron daños a la propiedad y las construcciones públicas como puentes, carreteras, etc. Aunque el nivel de percepción de las inundaciones por la población puede cambiar con el tiempo debido a la expansión progresiva de la actividad humana hacia la llanura de inundación del río, la mayoría de las inundaciones documentales se pueden como hechos extraordinarios provocando un desbordamiento con daños.

La combinación de la frecuencia y la magnitud de las inundaciones puede proporcionar información valiosa para ser utilizada en el análisis de riesgo de inundaciones y para comprender la sensibilidad de las inundaciones al cambio climático pasado como una forma de pronosticar futuras respuestas a inundaciones en el ámbito de escala regional.

Magnitud y frecuencia de las inundaciones en la cuenca del  Tajo  durante el último milenio


La frecuencia de las inundaciones y los patrones de distribución pueden proporcionar una indicación de que ha ocurrido un cambio climático. Además, la cuantificación de las descargas máximas documentadas de las crecidas puede arrojar algo de luz sobre la gravedad de estos cambios y su impacto real en la respuesta hidrológica.

Se presentan los resultados de un análisis espacio-temporal de inundaciones ocurridas en la cuenca del Tajo durante el último milenio en términos de frecuencia, estacionalidad, causalidad y magnitud. También se hizo un análisis de cambios en la distribución temporal de la magnitud y frecuencia de las crecidas dentro el contexto de variabilidad climática que vive la Península Ibérica.

Hidrología e Hidroclimatología de Inundaciones del río Tajo

El río Tajo drena la meseta central española y fluye de este a oeste en el Océano Atlántico en Lisboa. Es el río más largo de la Península Ibérica. (1.200 km) y cuenta con un área de influencia de 81.947 km2.

El clima general de la Península Ibérica se caracteriza por una clara variabilidad estacional y mensual. Los veranos son cálidos y secos y los inviernos son generalmente templados y relativamente húmedos. Este régimen es controlado por dos sistemas principales: el anticiclón subtropical de las Azores durante verano, y vientos del oeste asociados a frentes fríos en invierno.

El caudal medio cerca de la desembocadura del río en Lisboa es de 500 m3 por segundo, donde una importante contribución es proporcionada por los afluentes de drenaje de la Cordillera Central que fluyen hacia el tramo medio-bajo del Tajo. El río Tajo está sometido a extrema variabilidad estacional y anual, incluidas inundaciones severas con descargas máximas 30 veces la descarga promedio.

El régimen de crecidas del río está influenciado por los frentes Atlánticos que cruzan la Península Ibérica principalmente durante el invierno. Las inundaciones de invierno están relacionadas principalmente con áreas de baja presión ubicadas al suroeste de Irlanda que empujan frentes fríos hacia la parte occidental de la Península Ibérica en un sentido oeste-este y dirección suroeste-noreste. El bloqueo de estas áreas de baja presión puede dar lugar a semanas de precipitaciones continuas y a inundaciones severas. Los afluentes del este y noreste tienen un suministro hidrológico mixto de deshielo y pluviales de la Cordillera Ibérica y Central, mientras que los afluentes del sur (Montes de Toledo) se alimentan principalmente de aguas pluviales. Eventos que producen inundaciones en el los afluentes del norte, noreste y este también están relacionados con los frentes atlánticos recorriendo la Península de noviembre a mayo. Los afluentes orientales muestran un segundo máximo de inundación durante el otoño relacionado con las DANAS que se desarrollan principalmente a lo largo de la costa mediterránea produciendo intensas precipitaciones. Los afluentes del sur también muestran un segundo pico durante el verano y principios de otoño asociado con tormentas eléctricas de convección que causan inundaciones repentinas catastróficas en pequeñas cuencas.

Metodología y fuentes de datos 

Cuando la cuenca investigada es extensa, como la cuenca del Tajo (81.947 km2), donde los eventos de inundación responden a diferentes patrones climáticos y meteorológicos, el análisis no sólo debe tener en cuenta la variabilidad temporal en la ocurrencia de inundaciones, sino también la variabilidad espacial y estacional de estas inundaciones acontecimientos a través del tiempo.

La diversidad de fuentes documentales proporciona una amplia gama de calidad de las series de datos que van desde conjuntos de datos completos y continuos hasta conjuntos completos pero discontinuos algunas series de datos, junto con información dispersa para pequeños arroyos.

La estimación del caudal asociado a crecidas documentales sólo se ha realizado para el río Tajo en algunas localidades históricas, por lo que la recopilación de los datos son más completas, concretamente Aranjuez, Toledo, Talavera de la Reina y Alcántara. Para estas localidades, el lapso de tiempo de las referencias documentales de inundación es irregular y abarca el período desde 1557 d.C. para Aranjuez, desde 1113 d.C. para Toledo, desde 1203 d. C. para Talavera y desde 1856 d.C. para Alcántara.

Las inundaciones extraordinarias involucraron la inundación de la llanura aluvial y, por lo tanto, la descarga del río llenó el cauce a su máxima capacidad. Las series documentales de crecidas se completaron con series de crecidas máximas anuales (lecturas instrumentales) registradas en estaciones de medición.

La precisión de las estimaciones de descarga depende de la estabilidad de la geometría de la sección transversal a través del tiempo. Se considera estable en canales confinados en lecho rocoso, como en Alcántara y partes de los tramos de Toledo, la geometría del canal en la etapa máxima es conocida o aproximadamente estimada, ya que no se pueden suponer cambios importantes en los últimos 1000 años. Para este ejemplo, los cálculos, proporcionan estimaciones precisas de la descarga. En contraste, en tramos aluviales con un lecho móvil, como en Aranjuez y Talavera, la geometría del canal puede cambiar con el tiempo y, por lo tanto, los cálculos conllevan un nivel sustancial de incertidumbre en las estimaciones de descarga.

Resultados

Variabilidad de la frecuencia de las inundaciones

La mayoría de las inundaciones reportadas se producen en los ríos y arroyos que nacen en la Sierra de Guadarrama (45%), seguidos de Montañas de Gata-Gredos (35%), Cordillera Ibérica y alrededores (11%) y Montes de Toledo (9%).

En cuanto a la distribución estacional de inundaciones, el mayor número de inundaciones se producido durante el período de invierno (45%) seguido de otoño (28%), primavera (16%) y verano (11%). Esta distribución porcentual se mantiene en los diferentes periodos interanuales establecidos, con prácticamente el 50% de los eventos concentrados en invierno, con la excepción del período de tiempo 1350-1650, donde el número más alto de los eventos ocurrieron en otoño (40%). Esto representa una anomalía considerable en las series. También es de interés la concentración de eventos invernales (56%) durante el período 1100-1350 y falta de eventos informados en verano. Esto, sin embargo, puede no ser considerado estadísticamente representativo debido al reducido número de eventos (9 registros). El 90% de las inundaciones correspondientes

Variabilidad temporal y distribución estacional del número de inundaciones por década
Fig 1. Variabilidad temporal y distribución estacional del número de inundaciones por década registradas para la cuenca del río Tajo en los últimos 1000 años.

El río Tajo y toda su cuenca se asocian a las precipitaciones, seguidas de lluvias combinadas con deshielo. Un hallazgo inesperado de este análisis es que el 12% de eventos relacionados con la precipitación in situ en los montes de Toledo. La distribución por décadas de las inundaciones documentales (Figura 1) muestra una tendencia creciente y patrón exponencial (parabólico o hiperbólico). Esto ha sido clásicamente explicado por un aumento en la cantidad de información disponible sobre los más recientes eventos de inundación y por presiones antropogénicas cada vez mayores en áreas potenciales de inundación debido al desarrollo en el siglo XX. No obstante sólo podrá contabilizarse la ocurrencia de periodos de inundaciones concentradas, aunque son conscientes de la falta de registros documentados continuos entre 1257 y 1420. Estas series también están sesgadas por el número de fuentes disponibles a lo largo del tiempo, que varían desde un documento por año entre 712 y 1250 d.C., hasta más de 2800 documentos por año para el período 1927-1936 d.C.

Periodos de inundaciones en la cuenca del Tajo desde el año 1100.
Tabla I. Periodos de inundaciones en la cuenca del Tajo desde el año 1100.

Un criterio para individualizar periodos, se utilizaron aquellos que presentaban grandes variaciones con respecto a la media (Tabla I). De acuerdo a  este criterio, se diferenciaron siete grandes periodos que incluyen el 71% de los datos y cubren un total de 280 años de los 900 años del período de estudio. Similarmente, el registro muestra cinco períodos menores o secundarios de registro denso de inundaciones. Es posible definir intervalos en los que el valor supera la media de la serie de datos (en este caso, 3 eventos por década). Se identifican cinco períodos de eventos concentrados (1200–1230; 1560–1620; 1700-1720; 1740–1810; 1860-2000), que coinciden ampliamente con periodos establecidos gráficamente.

Reconstrucción de magnitudes de inundaciones documentales

Estimaciones de inundaciones en Aranjuez

El río Tajo en Aranjuez drena una superficie de 9.340 km2, alimentados en su mayor parte por el Cabeceras de la Cordillera Ibérica. En Aranjuez, el cauce aluvial del Tajo serpentea sobre una llanura aluvial de 800 a 1000 m de ancho. La calidad del registro documental de inundaciones para Aranjuez de los últimos 445 años es sin duda el mejor de todo el curso de la  distribución del número de inundaciones reportadas. Esto se debe a los palacios y jardines reales, construidos sobre el río Tajo. Llanura aluvial, que han provocado el registro inundaciones desde 1557.

El modelo hidráulico comprende un tramo de 13 km, a lo largo de los cuales 57 secciones transversales. Hidráulicamente, el tramo de Aranjuez es complejo por su amplia planicie de inundación y estrecho cruce con el río Jarama, así como sus numerosas construcciones y estructuras como presas, puentes, diques, molinos de presas, etc. Las estimaciones de caudal pueden contener  incertidumbres, No obstante, el uso de valores relativos de caudal proporciona una estimación precisa de las magnitudes de las crecidas y de la severidad de los períodos de crecida. El registro documental de Aranjuez (1557-1911) consta de 62 inundaciones. En documentos escritos, se hace referencia a más de 100 hitos asociados con inundaciones, jardines, calles, casas, puentes, huertas, arboledas, fuentes, vados, diques, canales, molinos y presas. Si se considera la distribución de frecuencias de crecidas para Aranjuez, se pueden distinguir cuatro períodos: 1563–1611, 1739–1750, 1860–1892 y 1917–1928. El período más importante en términos de número de inundaciones y la magnitud corresponde a 1860–1892 e incluye un total de 15 inundaciones, seis de las cuales mostraron caudales máximos superiores a 500 m3 por segundo. La más grande de estos ocurrió en 1878, mostrando una descarga máxima de 1000 m3 por segundo. El siguiente período en términos de magnitud de inundación corresponde a 1563-1611. Con 7 eventos de inundación, cuatro de caudal mínimo superior a 400 m3 por segundo, y el mayor en 1611 más de 950 m3 por segundo. Un tercer período histórico de inundación corresponde a 1739-1750 con seis eventos de inundación, tres de más de 350 m3 por segundo, alcanzando una descarga mínima de 750 m3 por segundo en 1747. En el siglo XX, y según registro de estación de aforo (1911–1985), ocurrieron numerosas inundaciones durante el período 1917–1928, tres más de 450 m3 por segundo. En Aranjuez, dos marcas en una columna ubicada a nivel del suelo sirvieron para atribuir fechas de inundación de 20 de diciembre de 1916 (descarga que alcanza hasta 762 m3 por segundo) y 27 de marzo de 1924 (descarga estimada de 635 m3 por segundo), esta última el 2 de abril de 1924.

Estimaciones de las inundaciones en Toledo

El tramo de Toledo, 40 km aguas abajo de Aranjuez, drena una cuenca de 24.788 km2. La llanura aluvial y se estrecha al entrar en un desfiladero de lecho rocoso que rodea la ciudad. Unos 250 m aguas abajo de la entrada del lecho rocoso, hay un molino construido en época medieval y una presa que desvía el agua hacia el molino en momentos de bajo caudal. En este punto, ocurre un salto hidráulico que permite flujo a ser seleccionado indicador durante las inundaciones. Se sabe que la geometría fluvial del tramo superior de este tramo ha cambiado a través del tiempo. Sin embargo, este tipo de configuración con una sección de control hidráulica en el cañón de lecho rocoso, que podemos suponer permanece más o menos sin cambios.

El registro documental de inundaciones de Toledo comienza en el año 1113 d. C., con 32 inundaciones descrito en documentos escritos antes de que comenzara el registro de calibre en 1972. En estos documentos, las etapas de inundación se refieren a más de 35 hitos como puertas, iglesias, huertas, puentes, presas de molinos y, en tiempos más recientes, a la estación de ferrocarril y a la Real Fábrica de Armas de Fuego. La ciudad de Toledo se encuentra en una colina de lecho rocoso, donde solo un número limitado de edificios históricos o actividades humanas se vería afectado por las inundaciones. Así, el nivel de percepción de inundación es sustancialmente inferior al de Aranjuez y, por tanto, sólo las mayores crecidas fueron documentadas. Esto puede, hasta cierto punto, explicar que incluso si el período de registro es más largo que para Aranjuez, el número de eventos de inundación reportados es notablemente menor. Se registraron inundaciones en términos de descarga máxima para los períodos 1168–1211, 1527–1606, 1778–1788.

Estimaciones de inundaciones en Talavera

El alcance de Talavera 70 km aguas abajo de Toledo y, en este punto, drena una superficie de 33.849 km2. Unos 5 km aguas arriba de este tramo, el Tajo se unía por uno de sus principales afluentes, el río Alberche. En Talavera, el Tajo muestra un patrón trenzado sinuoso de 400–600 m de ancho de canal, con frecuentes barras transversales e islas estabilizadas por vegetación ribereña, sujetas a una mayor sedimentación.

El canal serpentea a lo largo de una llanura aluvial de 1,5 km de ancho que 5–7 m por encima del fondo del cauce del río Tajo. Valores pico de descarga estimados para este alcance deben interpretarse con cautela no solo porque las incertidumbres del modelo sino también debido a cambios en la geometría del canal debido a la erosión y la deposición en este río alcance.

El registro documental de inundaciones de Talavera se remonta a 1203 y es escaso e incompleto. Once eventos de inundación fueron documentados antes del registro de la estación de medición (1911-1989). La mayoría de las etapas de inundación se referían a dos hitos: el puente romano y una iglesia (Virgen del Prado) situada en la vega, así como a varios caminos cortados por las inundaciones. En Talavera, el nivel de percepción se restringe a estos hitos específicos y pueden explicar la cantidad y calidad limitadas de documentales datos de inundaciones disponibles. Eventos de inundación de mayor frecuencia y magnitud en términos de descarga máxima (Figura 5) se registraron en Talavera entre 1658 y 1706. Al menos dos de estos cuatro eventos extraordinarios presentaron descargas máximas de 3000 m3 por segundo y el más grande mostró una descarga pico mínima de 3800 m3 por segundo. por segundo, durante la cual algunas de las partes Probablemente la inundación más grande reportada ocurrió en 1203, con una descarga estimada de 4000 m3. En el siglo XX, el mayor la inundación ocurrió en 1947 con una descarga máxima estimada de 3700 m3 por segundo.

Estimaciones de inundaciones en Alcántara

El tramo de Alcántara se encuentra cerca de la frontera portuguesa, 200 km río abajo de Talavera, y tiene una cuenca hidrográfica de 51.958 km2. En este alcance, El río Tajo fluye dentro de un desfiladero de 140 m de profundidad y 300 m de ancho cortado en pizarras  paleozoicas y rocas de esquisto. El canal del lecho rocoso tiene una incisión de 15 m en una terraza, que alterna a ambos lados del río a lo largo del desfiladero. Se puede suponer que el lecho rocoso la geometría del canal se mantuvo sustancialmente sin cambios durante el período del documento  y ese flujo en la descarga máxima a lo largo de este desfiladero es básicamente unidimensional. Por lo tanto, podemos estar seguros de que proporciona buenas estimaciones de descarga máxima para etapas históricas conocidas.

El registro documental de Alcántara es corto (desde 1856) pero extremadamente preciso. Las siete inundaciones documentadas se refieren al puente romano de Alcántara, una impresionante obra de ingeniería civil construida en el año 103 d.C. (Figura 2). Unos 200 m  de largo y 7 m de ancho. Las inundaciones más grandes durante los últimos 200 años se registraron en 1876, 1941, 1947 y 1856.

Puente romano de Alcántara
Figura 2. Puente romano de Alcántara, construido en el año 103 d.C., con 200 m de longitud y arcos centrales abiertos de 28,8 y 27,4 m de altura. (a) Foto tomada en 1950 (antes de la construcción de la presa de Alcántara). (b) Sección transversal que muestra las etapas de inundación (a partir de hitos históricos y fotografías históricas)

Con descargas máximas de 14 800, 13 700, 11 800 y 10 500 m3 por segundo respectivamente Figura 2. Otras inundaciones importantes de eventos ocurridos en 1912 y 1989, con picos de descarga estimados de 3800 y 7500 m3 por segundo. Según el registro de la estación de gálibo de Alcántara (1913-1986), la inundación más grande ocurrió en 1979, con una descarga máxima de 8115 m3 por segundo. La Estación de la villa  ancho Velha do Ródão (61.000 km2) con registros en los años 1901–1978 en Portugal, 70 km aguas abajo de Alcántara, registró grandes inundaciones en 1978, 1941, 1939–40, 1912  y 1947, aunque la crecida más grande se documentó en diciembre de 1876 con un caudal estimado de 15.850 m3 por segundo.

Inundaciones documentales de la cuenca del Tajo en el contexto de la Península Ibérica

En la Península Ibérica, los mecanismos productores de inundaciones en las cuencas Atlántica y mediterránea son atribuibles a patrones atmosféricos muy diferentes e independientes. De hecho, se esperaría que la frecuencia histórica de inundaciones del Tajo se pareciese a las de las cuencas atlánticas cercanas, pero difiere de las frecuencias de  inundación de las cuencas mediterráneas.

Durante el último milenio, el período más antiguo que muestra un número anómalo de inundaciones en la cuenca del Tajo varía entre 1160 y 1210 que puede corresponder a el período cálido medieval tardío (probablemente 900-1200 Sin embargo, no es evidente para algunos autores que este período pueda definirse claramente de manera similar. En términos a escala global y continental. La concentración de inundaciones de 1150 y 1300 también es evidente para otras cuencas atlánticas de la Península Ibérica, que probablemente se asociaron con  inviernos inusualmente húmedos. Las inundaciones del río Tajo de 1160 a 1210 fueron frecuentes así como  excepcionales, y los datos del nivel del agua indican que estas inundaciones fueron las mayores del registro documental disponible. De una magnitud particularmente grande fueron las inundaciones de 1168 (también registradas para los ríos Duero y Guadalquivir, 1178, 1181 y 1207. Estas crecidas alcanzaron caudales máximos en Toledo de 3600 m3 por segundo, superando las catastróficas crecidas del Tajo de 1876 y 1947. Frente a periodos de alta frecuencia de crecidas, cabe destacar la falta de información sobre eventos extraordinarios ocurridos entre 1250 y 1400, a excepción de la riada de 1258 que afectó a la mayor parte del Atlántico peninsular cuencas (Duero, Tajo y Guadalquivir). Sin embargo, la descarga de 2500 m3 por segundo estimada en Toledo es inferior a la registrada en el periodo anterior. La interpretación climática basada en esta falta de datos no sería apropiada, dada la posible  discontinuidad de las series de datos anteriores al siglo XIV.

Una abundante precipitación invernal, particularmente durante 1402–1403, 1434, 1485 y 1488 provocó graves inundaciones que afectaron a la mayoría de las cuencas atlánticas (Duero, Tajo y Guadalquivir. De 1420 a 1485 hay registros de al menos tres inundaciones excepcionales en Toledo y Talavera. Digna de mención es la ocurrida en 1485, que también superó los 1000 m3 por segundo en Toledo. En general, el período 1400-1540 presenta una alta concentración de anomalías climáticas, incluyendo signos hidrológicos opuestos como sequías frecuentes y años con inviernos particularmente  húmedos, prueba del deterioro climático ya evidente desde el inicio del siglo XIV que continuó en los siglos XV y XVI.

El siguiente período que muestra la mayor frecuencia de inundaciones 1540-1640, presenta una magnitud y frecuencia máxima de inundaciones entre 1590 y 1610. Las referencias en documentos históricos al nivel de agua o caudal alcanzado por las crecidas para este período son escasas (faltan datos de etapas de al menos 4 pruebas de Aranjuez y Toledo), aunque parece que estas inundaciones no fueron de la magnitud de las registradas a finales del siglo XII-principios del XIII. Los caudales mínimos estimados para las crecidas de las que se dispone de un registro siempre superan 400 m3 por segundo en Aranjuez, con un máximo de 950 m3 por segundo en 1611, y 700 m3 por segundo  en Toledo, con un máximo de 1350 m3 por segundo en 1565.

Se registraron inundaciones extensas debido a sistemas frontales en 1603–1604 en los ríos Duero, Tajo, Guadiana y Guadalquivir y en 1626 en el Duero, Tajo y Guadalquivir. Aunque el inicio y la duración de la Pequeña Edad de Hielo es un tema de debate se identifican varios períodos de máxima intensidad (1570–1620, 1680–1700, alrededor de 1750 y 1810–1850). El período anterior (1570–1620) coincide con la detección de una concentración máxima de inundaciones en el Cuenca del Tajo (1540-1640), particularmente en Aranjuez (1563-1611). Los períodos menores 1650–1660, 1680–1690 y 1700–1710 están claramente definidos  para algunos afluentes del norte y en los registros del río Tajo a su paso por Talavera, donde se documentan inundaciones excepcionales, al menos dos de las cuales 1674 y 1681 se encuentran entre las de mayor magnitud en el registro documental con vertidos superiores a 3300 y 3800 m3 por segundo. En particular, la década 1700-1709 registró una frecuencia anómala de inundaciones extremas (al menos 6 eventos), sin registros en décadas anteriores o posteriores. Estos períodos menores apenas se refieren en la literatura.

Uno de los períodos de temperaturas severas durante la pequeña edad del hielo coincidió con el Mínimo de Maunder tardío (1675–1715), durante el cual se supone que un aumento en la circulación meridional sobre Europa, lo que provocó una situación climatológica muy variable, con fuertes contrastes en un período de tiempo relativamente breve.

Este patrón climático puede explicar en parte la alta variabilidad  en los cambios decenales en la frecuencia de las crecidas de la cuenca del río Tajo. Los períodos 1730-1760 y 1780-1810 están claramente representados, especialmente en el registro de Aranjuez, con 6 eventos registrados entre 1739-1747 y 3 eventos entre 1775 y 1788. Durante este último período también se registraron inundaciones que causaron daños. Registrada en Toledo (1778) y Talavera (1780).

Conclusiones

La evidencia documental ilustra la alta sensibilidad de la magnitud y frecuencia de las inundaciones a la variabilidad climática del último milenio. Frecuencias de  inundaciones inusualmente altas, se registraron en los períodos: 1160-1210 (3%), 1540-1640 (11%; pico en 1590–1610), 1730–1760 (5%), 1780–1810 (4%), 1870–1900 (19%), 1930– 1950 (17%) y 1960-1980 (12%). Otros períodos de concentración de crecidas menores identificadas, incluyen la década de 1700-1709, durante la cual al menos seis inundaciones extremas fueron registradas. Entre las crecidas reportadas del Tajo, las de mayor magnitud se produjeron durante 1160-1210 (Toledo y Talavera), 1658-1706 (Talavera), 1870-1900 y 1930-1950 (Aranjuez, Toledo, Talavera y Alcántara). La distribución estacional de inundaciones ocurridas en el último milenio es similar a la actual, con un predominio de las inundaciones durante el invierno (45%), seguido del otoño (28%), luego por primavera (16%) y verano (11%). Sin embargo, algunos períodos temporales entre 1350 y 1650 presentan un aumento en las inundaciones de otoño en la cuenca del Tajo, con ningún equivalente identificado en otros períodos documentales o durante la actualidad. Es posible que, para estos períodos, exista alguna relación entre los mecanismos responsable de las precipitaciones intensas y persistentes en la cuenca del Tajo (especialmente en su cabeceras) con los que actúan en otras zonas cercanas al Mediterráneo.

evaluación homogénea de inundaciones por década
Figura 3. Aunque los registros son intermitentes y heterogéneos, se ha intentado hacer una evaluación homogénea de inundaciones por década y los resultados son los mostrados en la figura.

Los diferentes patrones de concentración de inundaciones para la cuenca del Tajo parecen coincidir con los correspondientes a otras cuencas atlánticas principales de la Península  ibérica.

Por el momento, estos períodos documentales de concentración de inundaciones parecen corresponder a las décadas inicial y final (es decir, en momentos de transición y ajuste del sistema) de los principales periodos climáticos identificados a escala global (el Período Cálido Medieval y la Pequeña Edad de Hielo). Esto sugiere que la variabilidad climática del último milenio ha inducido una respuesta de extremos hidrológicos de similar magnitud y signo para cada cuenca tipo, independientemente de los mecanismos climáticos responsables. Las inundaciones documentales y los registros de paleoinundaciones de muchas regiones muestran eventos hidrológicos más sensibles al cambio climático. En la cuenca del río Tajo, algunas de las mayores inundaciones durante los últimos 750 años ocurrieron durante la primera mitad del siglo XX. Esto en cierta medida, podría considerarse una respuesta hidrológica típica del sistema al nuevo período de calentamiento.

Nota: Cuando se escribió este resumen (septiembre de 2023), estaban aún recientes las inundaciones en la comunidad de Madrid por una DANA histórica nunca registrada que derribó un puente del siglo XVIII (foto de portada)

Antes de publicarlo (19-10-2023), El observatorio de Madrid-Retiro  ha superado la máxima precipitación en 24 h en todo su registro histórico, con 108,7 mm por metro cuadrado. El récord anterior era 87,0 mm en 1972 y los dos récords anteriores son 29-10-2021 67,7 mm y la DANA del 3-9-2023 con 66,5 mm

 

Artículo original: MAGNITUDE AND FREQUENCY OF FLOODING IN THE TAGUS

BASIN (CENTRAL SPAIN) OVER THE LASTMILLENNIUM