Monte Perdido

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sábado, 25 de octubre de 2025

La nueva censura

La búsqueda de la ignorancia del pueblo, censura de ideas a través de la quema de libros 

A lo largo de la historia, la quema de libros ha emergido como un fenómeno recurrente, manifestándose como una potente herramienta de censura y un intento por ejercer control sobre el conocimiento y las ideas. Este acto, que implica la destrucción deliberada mediante el fuego de libros y otros materiales escritos, se lleva a cabo usualmente en un contexto público y representa un elemento de censura que generalmente surge de una oposición cultural, religiosa o política hacia el contenido en cuestión. La destrucción pública de libros trasciende la mera eliminación de objetos físicos; constituye un acto simbólico de gran magnitud, diseñado para sofocar puntos de vista disidentes y fortalecer la ideología dominante. La motivación detrás de estas quemas, aunque diversa a lo largo de los periodos históricos, converge consistentemente en el deseo de preservar el poder, dirigir las narrativas y eliminar cualquier amenaza percibida al orden establecido. Ya sea la disidencia política en la antigua China, la herejía religiosa en la Europa medieval o la oposición ideológica en la Alemania nazi, el objetivo fundamental persiste: suprimir las ideas que desafían el statu quo.   

Nueva censura


La negación en la era de la información: paralelismos contemporáneos

Actualmente quienes quieren imponer la nueva censura parecía que lo tenían más difícil con la era de la información y las redes sociales, pero parece que han encontrado una nueva forma de represión a través de la difusión falsa  y supresión del conocimiento a través de la negación de los hechos establecidos utilizando precisamente internet y las redes sociales.

En la era de la información, la supresión del conocimiento y la manipulación de la verdad adoptan nuevas formas, pero los paralelismos con las históricas quemas de libros son sorprendentemente evidentes en fenómenos contemporáneos como el negacionismo antivacunas y del cambio climático, así como en la alteración de información digital por parte de la administración Trump.

El movimiento antivacunas, con sus argumentos centrales y su impacto en la salud pública, presenta similitudes notables con la histórica resistencia a nuevas ideas y la difusión de información errónea. Los argumentos principales de quienes niegan o dudan de las vacunas varían ampliamente, pero pueden clasificarse en razones religiosas, creencias personales o filosóficas, preocupaciones de seguridad (a menudo relacionadas con afirmaciones desacreditadas sobre el autismo y otras enfermedades), y un deseo de más información por parte de los proveedores de atención médica . Algunas creencias religiosas se oponen a ciertos componentes de las vacunas, como la gelatina de origen animal o el tejido fetal humano utilizado en algunas vacunas contra la rubéola. Persisten creencias personales de que la inmunidad natural es superior a la adquirida mediante la vacunación, o que las enfermedades prevenibles no son una amenaza significativa. Las preocupaciones sobre la seguridad, a menudo alimentadas por informes de los medios y redes sociales, incluyen el miedo a reacciones adversas a corto plazo y posibles efectos negativos a largo plazo. Teorías de conspiración sobre las vacunas COVID-19 promueven afirmaciones engañosas y sin fundamento, como que las vacunas pueden causar lesiones o la muerte, que se utilizan para controlar a la sociedad o despoblar la Tierra, y que alterarán el ADN de una persona. Al igual que los ejemplos históricos de oposición a nuevas ideas, el negacionismo antivacunas a menudo se basa en el miedo, la desinformación, las teorías de conspiración y la desconfianza hacia las autoridades establecidas (científicas y gubernamentales). Así como las históricas quemas de libros fueron alimentadas por temores de perturbación social o contaminación ideológica, el negacionismo prospera en las ansiedades sobre la salud, la autonomía personal y las agendas percibidas de instituciones poderosas.   

El impacto del movimiento antivacunas moderno, facilitado por Internet y las redes sociales, tiene un efecto negativo tangible en la salud pública al reducir las tasas de vacunación y contribuir al resurgimiento de enfermedades prevenibles. La Organización Mundial de la Salud ha nombrado al movimiento antivacunas como una de las 10 principales amenazas para la salud mundial. Este movimiento ha disminuido la fe pública en el gobierno y ha aumentado la desconfianza pública en los resultados científicos en el sector de la salud. La difusión de mitos y desinformación ha aumentado la vacilación ante las vacunas y ha alterado la política pública en torno a asuntos éticos, legales y médicos relacionados con las vacunas. Al igual que la quema de textos médicos podría haber obstaculizado el progreso médico en el pasado, el rechazo de las vacunas basado en información errónea conduce directamente a un aumento de la enfermedad y la mortalidad en las comunidades.   

negacionismo antivacunas

Negacionismo del cambio climático

El negacionismo del cambio climático presenta argumentos y un impacto social que también guarda paralelismos con la resistencia histórica al consenso científico y el papel de los intereses creados. Los argumentos centrales de quienes niegan o minimizan el cambio climático incluyen alegaciones de manipulación de datos de investigación, cuestionamiento de los principios de revisión por pares, afirmaciones de que el cambio climático es un engaño o un ciclo natural, y minimización del impacto humano. Los negacionistas a menudo propagan teorías de conspiración, sugiriendo que la crisis del cambio climático ha sido fabricada o, al menos, exagerada por grupos de interés que buscan controlar el poder político y económico. Algunos admiten que el clima está cambiando, pero niegan que los humanos sean la causa principal, presentando datos sobre los cambios de temperatura de la Tierra de hace cientos o incluso miles de años para respaldar su postura. Esta negación a menudo está vinculada a intereses económicos, particularmente aquellos relacionados con la industria de los combustibles fósiles, que coordinan campañas de relaciones públicas y apoyan a expertos que niegan que sus industrias hayan contribuido al daño de la salud pública. Al igual que la resistencia histórica a los avances científicos, el negacionismo del cambio climático a menudo implica el rechazo del consenso científico abrumador, la promoción de teorías alternativas (a menudo sin fundamento) y el ataque a la credibilidad de científicos e instituciones. Así como figuras como Galileo enfrentaron resistencia por desafiar las opiniones científicas establecidas, los científicos del clima son atacados por movimientos negacionistas que buscan socavar sus hallazgos y proteger intereses creados.   

El negacionismo del cambio climático tiene consecuencias sociales significativas al retrasar o impedir la acción necesaria para mitigar el calentamiento global, lo que podría conducir a graves repercusiones ambientales y sociales. Socava los esfuerzos para actuar sobre el cambio climático o para adaptarse a un clima cambiante. Al sembrar dudas sobre la realidad y la gravedad del cambio climático, los movimientos negacionistas obstaculizan los cambios en las políticas y las acciones individuales que son cruciales para abordar esta crisis mundial, lo que refleja cómo la supresión del conocimiento científico en el pasado podría haber estancado el progreso en otras áreas.   


negacionismo climático

La administración Trump también está llevando a cabo alteraciones y eliminaciones de información de sitios web gubernamentales, lo que puede interpretarse como una forma moderna de control de la información y potencial censura. Estas acciones han sido impulsadas por una agenda política e ideológica para eliminar información relacionada con la diversidad, la equidad, la inclusión (DEI), los derechos LGBTQ+ y el cambio climático. Directivas de la administración Trump han ordenado la depuración de sitios web gubernamentales. Esto ha resultado en la desaparición de miles de páginas web y conjuntos de datos, incluyendo información sobre vacunas, atención a veteranos, crímenes de odio e investigación científica. Se ha eliminado información sobre el cambio climático de los sitios web de la EPA, DHS y USDA. También se ha eliminado mucha información de salud pública, incluyendo guías sobre anticoncepción e información sobre el VIH para personas transgénero, creando "lagunas peligrosas" en la información científica. La administración busca restringir el acceso a información científica o poner en duda su veracidad, limitando así la comprensión pública de los problemas y reduciendo la posible oposición a los planes de la administración. Al igual que los regímenes históricos quemaron libros que contenían ideologías a las que se oponían, el ámbito digital permite la eliminación u ocultación de información considerada desfavorable por quienes están en el poder. Esto representa una forma moderna de control de la información.   

La eliminación de información de los sitios web gubernamentales tiene consecuencias significativas para el acceso público a datos vitales, la investigación científica, la transparencia y la capacidad de los ciudadanos y periodistas para comprender y examinar las acciones del gobierno. Alrededor de 8.000 páginas han  sido eliminadas de sitios web gubernamentales. Al igual que la destrucción de bibliotecas limitó el acceso a la información en el pasado, el borrado digital de datos gubernamentales dificulta la capacidad del público para mantenerse informado y participar en los procesos democráticos. Esto puede afectar desproporcionadamente a las comunidades marginadas que dependen de esta información.   

Análisis comparativo: convergencias y divergencias

Un tema recurrente es el miedo a las ideas disidentes. Tanto las quemas de libros históricas como el negacionismo contemporáneo surgen de un temor a las ideas que desafían el orden establecido, ya sea político, religioso, ideológico o científico. La motivación subyacente en la supresión de información, tanto histórica como contemporánea, es a menudo la amenaza percibida que representan los puntos de vista alternativos para la autoridad y la cosmovisión de los actores involucrados. Ya sea el miedo a la rebelión contra un monarca, la herejía contra el dogma religioso o la perturbación de los intereses económicos por la acción climática, la supresión de información se considera una forma de mantener el control y evitar la propagación de ideas desafiantes.

Ambos fenómenos implican intentos de controlar narrativas. Tanto la quema de libros como el negacionismo y la manipulación digital involucran esfuerzos deliberados para controlar la narrativa dominante eliminando o desacreditando la información que contradice el mensaje deseado. Una similitud clave radica en la manipulación activa de la información para crear una narrativa específica que sirva a los intereses de la entidad supresora, ya sea mediante la destrucción de puntos de vista opuestos o la promoción de desinformación. Al controlar qué información está disponible y es creíble, quienes están en el poder pueden moldear la opinión pública y asegurar la aceptación de su versión de la realidad, ya sean eventos históricos, hallazgos científicos o normas sociales.

El papel de la ideología y los sistemas de creencias es fundamental. Fuertes convicciones ideológicas o basadas en creencias a menudo impulsan la supresión de información que entra en conflicto con esas convicciones. Tanto las quemas de libros históricas como el negacionismo contemporáneo son frecuentemente impulsados por creencias ideológicas profundamente arraigadas o cosmovisiones que se ven amenazadas por información contradictoria, lo que lleva a su rechazo o destrucción. Cuando la información choca con las creencias fundamentales, los individuos y los grupos pueden recurrir a la supresión o negación de esa información para proteger su cosmovisión y su sentido de identidad.

La supresión o distorsión de la información dificulta un discurso público informado y la capacidad de los ciudadanos para tomar decisiones racionales. Limitar el acceso a información precisa o promover la desinformación socava los cimientos de una democracia sana al impedir que los ciudadanos participen en un debate informado y tomen decisiones acertadas sobre cuestiones críticas. Una democracia que funcione bien se basa en una ciudadanía informada. Cuando se suprime o distorsiona la información, se compromete la capacidad de los individuos para participar de manera significativa en el discurso público.

Tanto las formas históricas como las contemporáneas de supresión de información pueden causar un daño social significativo, desde la pérdida del patrimonio cultural hasta la propagación de enfermedades prevenibles y el fracaso en abordar desafíos globales críticos. Las consecuencias de la supresión de información pueden ser graves, desde la pérdida cultural y la amnesia histórica hasta daños tangibles a la salud pública y el medio ambiente. Cuando se suprime o ignora información vital, las sociedades están mal equipadas para abordar los desafíos que enfrentan, lo que lleva a resultados potencialmente catastróficos.

Conclusiones: lucha por la verdad y el conocimiento

Resulta paradójico que sean los que dicen "fomentar" más la libertad y la supuesta libertad de expresión, sean precisamente los mismos que intentan censurar y sembrar la desinformación para hacer dudar al pueblo sobre conocimientos que ya estaban asentados.

El acceso libre a fuentes de información precisas y diversas es fundamental para una sociedad sana, una gobernanza democrática y el bienestar individual. La supresión de información, en cualquiera de sus formas, conlleva peligros inherentes que pueden socavar la confianza pública, obstaculizar el discurso informado y, en última instancia, causar un daño social significativo.

Para combatir la supresión de información y promover una cultura de pensamiento crítico y compromiso informado, se pueden implementar varias recomendaciones. Es crucial fomentar la alfabetización mediática para capacitar a las personas a evaluar críticamente la información e identificar la desinformación. Apoyar el periodismo independiente y basado en hechos es esencial para responsabilizar al poder y proporcionar información confiable. Es vital preservar los archivos digitales para salvaguardar los datos gubernamentales y otra información crítica de la eliminación por motivos políticos. Alentar la alfabetización científica es necesario para contrarrestar el negacionismo y promover la toma de decisiones basada en la evidencia. Finalmente, fomentar el diálogo abierto y el debate respetuoso entre diferentes puntos de vista, al tiempo que se desafía firmemente la información errónea con evidencia objetiva, es fundamental para mantener una sociedad informada y resiliente.


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