"Para lograr un éxito tecnológico, la realidad debe estar por encima de las relaciones públicas, porque la Naturaleza no puede ser engañada." Richard Phillips Feynman
Introducción
Cuando vi el libro titulado Anticáncer en un kiosco no me llamó en absoluto la atención, sobre todo por el hecho que lo promocionaba una revista sobre vida sana y pensé (erróneamente) que se trataba de un libro más sobre vida sana, de esos que dicen que hay que comer más fruta y hacer más deporte. Si hubiera visto el mismo libro en una librería mi impresión no habría sido diferente.
Por circunstancias, dicho libro acabó en mis manos y acabé leyéndolo.
Por circunstancias, dicho libro acabó en mis manos y acabé leyéndolo.
Cuando comencé a leer el libro, lo primero con lo que me encontré es con una advertencia que dice que nadie que tenga cáncer se le ocurra abandonar el tratamiento “convencional” que esté siguiendo para seguir los consejos del libro pues el libro tratará de ayudar a la persona y complementar el tratamiento que se esté recibiendo pero nunca sustituirlo.
Esta advertencia me tranquilizó mucho pues ya sabía que no iba a perder mi tiempo leyendo un libro de remedios naturales escrito por un vividor con el objetivo de ganar dinero con él. Y que tampoco me iba a proponer no sé qué método naturista y milagroso para curar el cáncer, de esos que ahora abundan tanto y están tan de moda.
Después investigué un poco sobre quien lo había escrito y vi que su autor el Dr. David Servan-Schreiber había fallecido recientemente (2011) de un cáncer al que sobrevivió durante 20 años.
Al comenzar a leer el libro el Dr. Servan deja claro que es científico y que siempre ha utilizado el método científico y nunca le gustaron los métodos “alternativos” pues su eficacia no se ha demostrado científicamente.
Cuando le diagnosticaron su cáncer con 30 años, como científico exploró toda la literatura científica sobre cáncer con el objetivo de salvar su propia vida, aprovechó sus conocimientos y sus posibilidades de acceso a bases de datos médicas para estudiar a fondo el tema. El libro en sí, no es más que un resumen de las conclusiones a las que llegó filtrando y analizando toda la literatura científica a la que tuvo acceso. El libro referencia convenientemente todos estos trabajos que resume para apoyar las afirmaciones que realiza con los correspondientes artículos científicos que lo respaldan. Lo que viene a continuación es un pequeño resumen de las conclusiones principales a las que he llegado leyendo este libro.
Los agentes del cáncer
Después de tantos años de estudio contra el cáncer se sabe que la inflamación crónica de cualquier parte del cuerpo puede acabar generando un tumor que crece descontroladamente hasta convertirse en un cáncer.
Otro agente importante a la hora de promover el crecimiento de un tumor es la angiogénesis (la creación de nuevos vasos sanguíneos) pues sin sangre que lo alimente no se puede sostener ningún tumor.
Por tanto a la hora de detener o combatir el cáncer, es importante evitar la angiogénesis y la inflamación crónica.
El sistema inmunológico
En los conocimientos tradicionales para combatir el cáncer apenas se ha tenido en cuenta el papel de nuestro sistema inmunitario para reducir las células malignas pues se consideraba que éste apenas podría hacer nada para luchar contra el crecimiento descontrolado de las células. Sin embargo se narra una historia sobre un ratón de laboratorio al que se le inyecta un cáncer muy agresivo y el sistema inmunitario del ratón lucha activamente contra él de forma que sus linfocitos se “comen” el cáncer a más velocidad de lo que este podía crecer. Se trata de un hecho excepcional, pero puso a los científicos sobre la pista del papel activo que puede tener nuestro sistema inmunitario a la hora de impedir el crecimiento del cáncer o incluso de combatirlo.
Alimentación
El libro comienza hablando de la alimentación. De los alimentos que son buenos y malos. Como todos los libros, coincide que hay que reducir el consumo de carnes a favor de las frutas y verduras. Pero no se queda aquí. Explica por qué y sobre todo qué no debemos comer y por qué.
Comienza explicando un fenómeno inquietante. El cáncer aumenta en el mundo, sobre todo en los países ricos. Y su aumento es espectacular. Hace unas décadas el cáncer era una enfermedad considerada casi rara, mientras que hoy todo el mundo conoce a una o varias personas con cáncer.
Sin embargo en los países que siguen siendo pobres, los casos de cáncer continúan siendo relativamente raros. Da la impresión de que el cáncer es una enfermedad de ricos.
Los ácidos grasos esenciales, omega-3 y omega-6, en un adecuado equilibrio y cantidad contribuyen al correcto metabolismo de las grasas así como intervienen en otros procesos orgánicos.
Estos ácidos son grasas poliinsaturadas esenciales: nuestro organismo las necesita pero no puede fabricarlas, de modo que tiene que ir a buscarlas en la alimentación. Los omega-6 se encuentran sobre todo en el maíz, que consumen los animales de cría, que a su vez son ingeridos por el hombre.
Los ácidos grasos Omega-6 son pro-inflamatorios, es decir estimulan la inflamación, mientras que los Omega-3 tienen un efecto antiinflamatorio en el organismo.
Los omega-3, están presentes esencialmente en la hierba, las semillas de lino, la colza y, en cantidades más altas, en los pescados grasos como el salmón, la sardina o la caballa.
En los últimos cuarenta años, la alimentación en los países industrializados se ha realizado a base de carnes de animales criados con piensos de cereales. Esto hace que esta carne tenga un contenido elevado de ácido linoleico (omega-6) y bajo de ácido a-linolénico (omega-3). En efecto, la ingesta de omega-6 ha aumentado considerablemente en estas cuatro últimas décadas (+ 250%) mientras que el consumo de omega-3 ha disminuido en un 40%, de modo que la proporción entre los ácidos omega-6 y omega-3 se ha desequilibrado, según los aportes recomendados. La relación entre los omega-6 y omega-3 debería ser 5 a 1, mientras que en Europa es de 15 a 1 y, en Estados Unidos, puede llegar a 40 a 1.
Su adecuado equilibrio Interviene en la reducción del colesterol y facilitando el aumento del “colesterol bueno” o HDL que limpia las arterias en vez de deteriorarlas.
Consumir más ácidos grasos Omega-3 no significa comer alimentos procesados enriquecidos con Omega-3, puesto que el cuerpo no está preparado para procesar ácidos grasos aislados que no se encuentran en la naturaleza. La mejor solución es equilibrar la ingesta de ácidos grasos omega-3 tomando los alimentos más adecuados.
El maíz es rico en grasas Omega-6, lo que contribuye a distorsionar la relación entre las grasas Omega 3 y Omega-6, causa de numerosas enfermedades crónicas como enfermedades coronarias y diabetes. Aumentar la ingesta de Omega-3 sin reducir la de Omega-6 no soluciona el problema puesto que las grasas Omega-3 y las Omega-6 compiten entre sí por los mismos receptores.
El aumento del cáncer en el mundo rico se debe en parte a la relación de las grasas Omega 3 y Omega 6. La leche además tiene el agravante de que puede portar hormona del crecimiento que se les suministra a las vacas para que den más leche. Pero la hormona del crecimiento también hace crecer los tumores.
Por tanto se recomienda que si se consume carne, huevos y leche estos sean lo más ecológicos posible. Es decir que los animales que los producen, se alimenten de hierba y no de piensos.
También habla de los peligros de las grasas hidrogenadas, o parcialmente hidrogenadas, el aceite de palma y grasas trans presentes en multitud de productos procesados industrialmente. Por contra considera beneficioso el aceite de oliva, pero advierte que no olvidemos que también es aceite.
El azúcar
Esto ya lo sabía antes de leer este libro pero no se me había puesto de manifiesto tan claramente. El Cáncer se alimenta de azúcar, y en nuestra sociedad estamos sobrealimentados de azúcar. Hemos pasado de consumir 2 kg de azúcar por persona y año en el paleolítico a más de 70 Kg por persona y año en nuestros tiempos. Además el azúcar obliga al páncreas a trabajar constantemente, segregando insulina la cual a su vez estimula la creación de la proteína IGF-1 que estimula el crecimiento celular y el cáncer por consiguiente.
Se hace hincapié en el azúcar como tema importante, el azúcar más dañino es el procedente del refino de caña de azúcar y remolacha, pero también se advierte que alimentos como el pan blanco se convierten en glucosa en nuestro organismo con el mismo efecto. Se propone sustituir el pan blanco por pan multicereales y el azúcar refinado por néctar de agave y otros edulcorantes naturales. También se advierte que muchos productos procesados industrialmente contienen grandes cantidades de azúcar, sobre todo la bollería y las bebidas carbonatadas.
Se recomienda que todo el azúcar en nuestro organismo proceda de la fruta natural. Ésta, la podemos comer sin restricciones aunque también se convierte en glucosa en nuestra sangre el índice glucémico que produce es mucho más moderado.
Los buenos alimentos
En cuanto a buenos alimentos habla evidentemente de las frutas, las verduras, las legumbres y el pescado azul pequeño (caballa, arenque, sardinas) rico en omega 3, también es beneficioso el salmón y el emperador pero esos se deben consumir con moderación pues tienden a acumular tóxicos como el mercurio.
Se recomienda la dieta mediterránea y sobre todo cocinar con aceite de oliva. De la dieta asiática debemos adoptar la cúrcuma (el más poderoso antiinflamatorio natural y sin efectos secundarios que se conoce) y el té verde.
También se consideran muy beneficiosos los frutos secos como las nueces, ricas en omega 3, las frutas de hueso grande como los melocotones y las frutas rojas, fresas, cerezas, arándanos.
Si se sigue esta dieta, se reducirá la posibilidad de contraer un cáncer y ya de paso se adelgazará lo cual también redundará doblemente en nuestra salud pues la obesidad también es un problema sanitario de primer orden.
El estado mental
No sólo la alimentación es importante a la hora de estar sano, el estado mental contribuye también decisivamente en el desarrollo de la enfermedad. Se conoce desde tiempos históricos que las personas deprimidas y aisladas tienden a morir más prematuramente que las personas optimistas y rodeadas de buenas amistades.
Se identifican como estados mentales negativos además de la soledad y la depresión, la ira, el estrés y el miedo. Y como estados mentales positivos, el optimismo, la buena compañía el sosiego y el equilibrio.
El libro advierte que nadie con cáncer tenga sentimiento de culpa por tener estos estados mentales negativos pues por si mismos son incapaces de provocar el cáncer, simplemente si ya se tiene cáncer este crecerá más deprisa con estados mentales negativos.
Pero de todo lo expuesto sobre el estado mental aún quedan las dos cosas más importantes:
Se identifica el sentimiento de impotencia (el sentimiento de que si tengo cáncer no podré hace nada por curarme) como el peor sentimiento que podemos tener pues contribuirá a desactivar nuestro sistema inmunitario y al crecimiento del cáncer. Por el contrario sentir que podemos “ponernos en marcha” y luchar contra el cáncer activa nuestro sistema inmunitario y contribuye a una mejor salud y a una mayor esperanza de vida.
El otro elemento importante que se explica es la meditación y cómo las personas que la practican tienen una mayor calidad de vida y más ganas de vivir. Además esta ayuda a luchar activamente contra el estrés y otros sentimientos negativos.
El ejercicio físico
También es importante el ejercicio físico, no necesariamente tiene que ser deporte, basta con pasar el aspirador o ir al trabajo o a la tienda a pie para hacer ejercicio físico. Se ha demostrado en multitud de trabajos científicos que el ejercicio físico reduce el estrés y protege de la aparición de diversos tipos de cáncer. Si ya tenemos cáncer el ejercicio físico ayuda a reponerse de la quimioterapia o radioterapia, y alarga considerablemente la esperanza de vida de las personas.
El ejercicio además reduce los niveles de glucosa en la sangre.
Es importante que el ejercicio se lo más regular posible. Una caminata de 30 minutos 6 días por semana es mucho más saludable que una caminata de 180 minutos un día por semana. Aun así la cantidad de ejercicio es importante. Una hora diaria es mejor que media hora diaria, pero tampoco hace falta ser deportista de élite, basta con pequeños gestos diarios como sustituir el ascensor por las escaleras o el coche por la bicicleta.
Cuidar de nuestro “Terreno”
El Dr. Servan introduce un término que para mí era desconocido, el concepto de “terreno”. Como si nuestro cuerpo fuera eso, un terreno en el que el cáncer crece o se marchita. Aquí hace algún guiño a las terapias “alternativas” y se sale un poco de lo estrictamente científico pero cuenta una historia muy reveladora. Cuenta que en los países asiáticos coexiste la medicina occidental moderna con la medicina tradicional asiática. Él se preguntaba qué criterios seguía la gente para decidir ir a una o a otra, cuando se lo preguntó a los lugareños de un país asiático estos contestaron sin ningún titubeo y con cara de decir ¡vaya pregunta tonta!. La respuesta es muy sencilla, le dijeron; si tienes un apendicitis o cualquier enfermedad aguda acude rápidamente a un hospital de medicina convencional, ellos tienen los medios para curarte de forma rápida y efectiva. Pero si tienes una enfermedad crónica ves a la medicina tradicional, ella tratará tu “terreno” para que la enfermedad no pueda prosperar.
El cáncer está a mitad de camino entre una enfermedad aguda y una crónica, por tanto razona el Dr. Servan, si tienes un cáncer nunca dejes de tratártelo con cirugía, radioterapia o quimioterapia, pero cuida también tu “terreno” pues el cáncer se desarrolla a lo largo de muchos años, incluso décadas y cuidarnos (alimentación, estado mental y ejercicio físico) siempre redundará en nuestro beneficio.
Si es tan efectivo, ¿por qué no lo difunden los gobiernos, los hospitales, los medios de comunicación….?
Sin ánimo de ponerme conspirativo ya el propio Dr. Servan da ya unas ideas sobre las reticencias a su método (que no es suyo, simplemente compiló estudios ya publicados pero poco difundidos).
Como ya se puede intuir, a la poderosa industria alimentaria no le haría ninguna gracia que se difundieran masivamente los peligros del azúcar en la bollería, bebidas carbonatadas y productos precocinados, ni su nefasta relación omega 6- Omega 3 y la cantidad de aceites como el de palma, maíz o grasas trans.
Sólo hay que ver la reacción que tomó durante décadas la industria del tabaco para negar su más que evidente relación con el cáncer de pulmón. En el caso de la alimentación algunos alimentos pueden aumentar la incidencia del cáncer en un pequeño porcentaje, pero el tabaco incrementa la incidencia del cáncer de pulmón y otros cánceres en porcentajes que suelen sobrepasar el 100%.
Otro caballo de batalla a combatir son los intereses de la industria farmacéutica. Muchos médicos le decían al Dr. Servan que si su “método” fuera tan efectivo todos los médicos lo recomendarían. Sin embargo una buena puntualización del Dr. Servan es que dice que los alimentos naturales como el aceite de oliva o la cúrcuma no se pueden patentar, cosa que si se puede hacer con los medicamentos y vender con pingües beneficios.
Conclusión. Las tres crisis y el cáncer
Al principio de esta entrada digo que el cáncer, es una consecuencia más de nuestra sociedad y sus crisis entrelazadas.
El aumento espectacular del cáncer en el mundo occidental hasta niveles casi de epidemia se debe a varios factores:
- La exposición a elementos tóxicos. Contaminación del aire, el agua y los alimentos.
- El aumento de la relación entre las grasas omega 6 respecto a las omega 3.
- El aumento espectacular en la ingesta de azúcar.
- El sedentarismo.
- El estrés.
La razón de ser de la frase de Feynman que he puesto al principio tiene mucho que ver con estas causas. Pues si el mundo puede alimentar a unos 1000 millones de habitantes y somos más de 7000 millones es porque hemos mecanizado la agricultura y hemos destinado enormes campos de cultivo no para nuestra alimentación directa sino para alimentar el ganado. Esto redunda en que la hierba rica en omega 3 se sustituye por cereales ricos en omega 6 como el maíz. Al alimentar el ganado con piensos basados en estos cereales, su carne y su leche son ricas en omega 6.
En cierto modo estos desequilibrios; la contaminación, el cambio en la relación de omega 3 el estrés etc. y el consiguiente aumento del cáncer. Es el precio que tenemos que pagar para ser más de 7000 millones en un mundo que no admite de forma natural más de 1000 millones.
Por tanto desde este punto de vista el cáncer, esa muerte lenta que mata a la sociedad poco a poco, parece ser la venganza de la naturaleza por tratar de esquivar sus leyes.
Finalmente recordar que hacerse vegetariano (o al menos reducir drásticamente el consumo de carne) redunda en beneficio de la propia persona y el mundo que habita (es mucho más efectivo desde el punto de vista energético, comer directamente los cereales que alimentar el ganado con ellos) y esto nos ahorra emisiones de CO2, mitiga el cambio climático, y ya de paso reduce el consumo de petróleo y el endeudamiento. Las tres crisis en una…y el cáncer.
me parece que haces un excelente resumen del libro. Es como un anzuelo para que la gente se interese y lo lea.
ResponderEliminarme parece que haces un excelente resumen del libro. Es como un anzuelo para que la gente se interese y lo lea.
ResponderEliminarExcelente
ResponderEliminarBuena conclusión, debemos tener mayor conciencia en cada acto, así comenzaremos a mejorar nuestra salud y la del mundo.
ResponderEliminarok
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