Aquí
termina el estudio de los vientos en el entorno de Madrid que he ido publicando en una serie de
artículos:
A
lo largo de este estudio se ha observado que la mayoría de los años de la
serie, prácticamente desde el comienzo de la toma de datos en 1935 (datos
útiles a partir de 1941) hasta aproximadamente el año 2000 el siguiente patrón:
El
régimen de vientos se ha mantenido bastante estable, obedeciendo a un clima
estable y definido. Dicho régimen consiste casi exclusivamente en dos patrones:
2º
Un régimen de vientos abundantes del Suroeste SW en todas las estaciones con un
apreciable aumento en los meses de verano.
El
primer patrón es consistente con entradas del frente frío polar por el
cantábrico durante los meses invernales. Barriendo la península de Norte a Sur
y provocando una ciclogénesis sobre la península, la cual es rápidamente
barrida hacia el oeste y colocada sobre la costa mediterránea y las Islas Baleares.
Este patrón es ayudado por un anticiclón anclado sobre las islas Azores que
genera vientos del Norte en la península pero su debilidad isobárica apenas le
permite dominar la península, siendo esta barrida por sucesivas borrascas.
El
componente Norte más reducido de los meses veraniegos se debe fundamentalmente
a vientos flojos procedentes de dicho anticiclón de las Azores que se hace más
potente que en invierno.
El
Segundo patrón de vientos del SW está de acuerdo con un anticiclón de las
Azores prácticamente inexistente, permitiendo la entrada de borrascas del oeste
ya formadas sobre el atlántico barriendo la península de Oeste a Este.
También
se da con abundancia en situaciones de calma en las que el anticiclón se sitúa
sobre la península y se genera una situación de brisas de cordillera las cuales
son canalizadas por el valle del Jarama en un claro componente Suroeste SW.
Este segundo factor es orogénico y claramente local.
Este
patrón descrito dominante en el periodo 1935-2000 obedece claramente a una
situación en la que la península se encuentra embebida durante el otoño,
invierno y primavera en el cinturón de vientos del Oeste con pasos frecuentes
de borrascas y entradas frecuentes sobre todo en invierno del frente polar.
Generándose
la mayor parte de las lluvias anuales en este periodo y con tiempo variable y
temperaturas frescas y ocasionalmente frías.
Durante
el verano la península queda instaurada en el cinturón de calmas subtropicales
dominado por un potente anticiclón que genera vientos flojos, tiempo seco y
soleado y calores extremos. Este patrón descrito es típico del clima
Mediterráneo y se encuadra en el tipo Csa de la clasificación climática de Köpen.
Nuevo régimen de cambio climático (2001-2014).
Sin estar aún confirmado climáticamente debido
a que es muy reciente en el tiempo en el año 2000 aproximadamente, se observa
una rápida deriva de dicho patrón hacia un régimen de vientos completamente
diferente. No siendo descartable una vuelta a la normalidad del régimen
próximamente descrito, nos tiene que alarmar la rapidez del cambio y lo
drástico de este si se estableciera como un régimen estable en el futuro.
Los
años del 2001 al 2005 parecen de transición, es decir van derivando de un
régimen a otro y de un año a otro se produce una rosa de los vientos diferente,
finalmente da la impresión que a partir de los años 2006, 2007 y 2008 se marca
un patrón relativamente estable y presumiblemente podría indicar que se
establece en el nuevo régimen de vientos, con pequeñas derivas sobre ese patrón
hasta 2014.
El
patrón observado en estos últimos años obedece a las siguientes pautas:
1º
Se observa la sustitución del antiguo patrón invernal de vientos del Norte con
uno del Noroeste NW.
Los
vientos del Norte de la primavera, verano y otoño (anticiclónicos) sin embargo
son sustituidos por un componente Noreste NE.
El régimen de vientos observado desde aproximadamente 2006-2007 ha
estado claramente dentro del nuevo régimen descrito, incluso el cambio se ha profundizado,
mostrando récord absoluto (años 2009 y 2014) precisamente en los vientos del SE que son los
que representan un cambio más radical en el nuevo régimen observado.
Conclusiones.
Como podemos ver, la distribución de vientos desde comienzo del
siglo XXI ha estado en línea con la anomalía detectada desde el año 2001 y especialmente
acentuada a partir del año 2006 y no sólo eso sino que la anomalía se ha
profundizado con 131 días de vientos del SE lo cual es récord absoluto en 2009
y en 2014. Tan sólo 7 días de vientos del N, en 2009 que también es récord de mínimo absoluto en el
registro aunque desde entonces los vientos del Norte se han estabilizado en
torno a los 25 días. 38 días de vientos del SW que es el 2º registro más bajo
de la serie junto con 2007 que es el mínimo de la serie con 31 días.
Si nos fijamos en el estudio estacional, podemos ver cómo el
régimen ha ido a lo largo del siglo XXI hacia un nuevo patrón con forma en estrella, debido a que las
componentes NW y NE y SE y SW se han equiparado entre sí.
La primavera es la única que conserva un SW significativo respecto
al resto de vientos, aunque también se observa un aumento considerable de
vientos del SE y disminución significativa de SW, En verano se observa un
desplome de las componentes NW y un mantenimiento del componente NE. Y en otoño
se observa una disminución de todos los componentes excepto el SE y NE.
Una serie de 14 años no marca tendencia en el clima, pero el hecho
que desde 2001 y especialmente desde 2006 estos cambios se hayan transformado
tan radicalmente y se hayan mantenido en estos parámetros durante 14 años
enteros y consecutivos nos debe advertir de un posible cambio climático brusco,
que en este caso podría obedecer a la subida definitiva del cinturón de vientos
del Oeste, que tradicionalmente invadía la Península durante todo el año
excepto en verano, y que actualmente sólo entra durante el invierno y principio
de la primavera, quedando nuestras latitudes casi todo el año instauradas en el
cinturón de anticiclones subtropicales.
Además la primavera y otoño se ven invadidas por este nuevo patrón
cada año durante más tiempo, incluso en invierno se comienza a observar un
patrón similar al general que se dio entre el año 2000 y el 2006. Lo cual
indicaría una subida adicional del cinturón en los últimos años que posiblemente
continúe en años sucesivos, dejando el patrón invernal similar al del resto de
estaciones.
¿Qué podemos esperar en el futuro en la Península Ibérica si
continúa la actual tendencia debida al calentamiento global?
No hace falta imaginar mucho, ya lo hemos visto:
Inviernos sin apenas precipitaciones y temperaturas suaves.
Veranos tórridos con olas de calor cada vez más largas y más
frecuentes.
Sequía endémica.
Entradas árticas cada vez menos potentes y menos frecuentes,
produciendo lluvias intensas en el sur y formación de ciclogénesis explosivas
cada vez más potentes (pero posiblemente menos frecuentes) en el atlántico.
Lluvias torrenciales en el arco Mediterráneo con eventos
mesoescalares cada vez más potentes y sobre más áreas (este-centro peninsular)
Llegadas cada vez más frecuentes de huracanes y tormentas
tropicales que no han tenido oportunidad de disiparse debido a un océano
atlántico cada vez más caliente.
Formación de depresiones extratropicales en el Mediterráneo y
Atlántico, con potencias similares a tormentas tropicales.
Y últimamente anclajes de la corriente de chorro que producen
fuertes olas de calor o entradas árticas con varios días seguidos de nevadas
pero esto ya es otro asunto muy diferente aunque también relacionado con los
vientos.
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